Por: Alma Angelina C. Carbajal Guzmán.
Hemos escuchado tantas cosas, y a tantas personas sobre el futuro de
nuestro país: que esto y el otro. Yo que no sé nada de política, no me
atrevo a exponer con profundidad u opinar directamente de algunos temas, porque
humildemente no tengo el conocimiento completo
sobre ese tema. Lo único que puedo decir, es que todos y cada uno de
nosotros como individuos, tenemos la
valentía de revolucionar el mundo desde
nuestro interior.
Gritos, pancartas, diálogos absurdos, televisión, candidatos
que solo parlan y parlan y la respuesta de la gente de un movimiento y de otro,
es solo el aullido de la provocación que como espejo rebota en el adversario.
No es cuestión de protestar o de ser conformista, pero si hay una opción de
seguir un camino justo, por nuestros propios medios, creo que ahí está el
origen del cambio, decir lo que pensamos e iniciar algo dentro de nosotros
mismos, en cada conciencia. Es un cliché la frase o el lema comienza en tu
propia casa; pero en realidad ¿Quién
lo hace? A todos se nos hace más cómodo,
seguir a la mayoría. Hay quienes que nada mas de ver en demasía a los del bando contrario, se agotan, lo que
provoca en el resto rastros de dejadez, de poca importancia sobre
nuestra nación, porque en esta batalla no hay ganadores, no hay lucha, no hay
cifras claras. Ni siquiera hay un campo de guerra, tal vez ni siquiera se
podría llamar de esa manera, todo esto
de las contienda justa, ensalzando gestas quedo en las leyendas
medievales.
Por lo menos en esos relatos o en las encrucijadas de la
batalla podías verle el rostro a tu contario, aquí, no es más que estar
peleando contra tu propia sombra, contra tus miedos, contra aquellos que así sin
más, tendrán que hacer la parte fea, sucia, la parte que nadie viéndose en el
lugar del otro querrá hacer.
La voluntad para erigir y regir al pueblo, no viene de
designios de Dios, porque la patria que se gobierna no es divina, es terrenal y
está en la naturaleza del hombre exaltar a un terreno espiritual aquello que no
pertenece. En este encuentro de opiniones y dimes y diretes no hay ganadores,
solo hay gente de en medio, la que no está ni a la derecha ni a la izquierda de
la trinchera, la que espera que las cosas se resuelvan sin este circo de
discursos ridículos detrás del estrado, compaginado con las marchas, la sangre
y la provocación acumulada y en crecimiento de parte de ambas partes
contrarias.
La revolución viene con responsabilidad, con lucha interna y
con un poder de decisión extremo, sin que fuera poco , aquel que está en
disposición de entregarse completa y enteramente a este poder (la revolución),
tendrá que sacrificar, su propia sangre en todo momento y en algunas ocasiones
la de quienes ama. No puedes servirle a varios Dioses, o eres fiel a tus
ideales o simplemente le dejas la espada a aquéllos que pueden hacer esa labor,
por desgracia , la lucha frente a frente , el valor, la gallardía , se ha
perdido , el combate ya no es justo, ni
el dialogo a puño limpio.
La libre expresión se hizo para decir porque las personas
estamos descontentos, pero… ¿cómo usar
esa expresividad sin generar más discrepancias?
Decir lo indecible, para que
todos conozcamos esa verdad o esa mentira, como realmente es, aunque a veces se
disfracen una de otra para confundir. Con todo el corazón les reitero que
aquellos que quieran tomar el poder de revolucionar el mundo, tendrán que
hacerlo con la idea de verle en todo momento la cara a la muerte y a la vida,
porque al final sabrán que pelearon por todos y
por cada una de sus creencias, fuera la “libertad” y venga el
renacimiento. Les dejo eso a los verdaderos valientes, a lo que crean un cambio
desde sus principios y crean una revolución primeramente desde el corazón.
